Asociación Nacional de Universidades
e Instituciones de Educación Superior
Al servicio y fortalecimiento de la educación superior.
Fragmento de la reseña histórica publicada en el boletín Confluencia 171 Marzo / Abril de 2010 escrita por el Mtro. Carlos Pallán Figueroa, ex-secretario general ejecutivo de la ANUIES, en conmemoración por los 60 años de la ANUIES.
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Actualmente el Mtro. Carlos Pallán es miembro de la Junta Directiva de la UAM.
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La creación formal de la ANUIES es producto de una década de maduración de la idea relativa a que las casas de estudio de la época, muy pocas, debían integrarse en un organismo que las aglutinara. Tal idea se planteó en 1940, cuando a iniciativa de la UNAM y de su rector, Gustavo Baz, se llevó a cabo en la Ciudad de México la Primera Asamblea Nacional de Rectores.
En los años siguientes, 1941 y 1943, se verificaron la segunda y tercera asambleas nacionales, mismas que, al igual que la primera, tenían el propósito de intercambiar experiencias, abordar algunos problemas (financiamiento y el bachillerato), así como prefigurar las características de una organización permanente de ese conjunto. Estas reuniones se realizaron en Guadalajara y Monterrey, respectivamente.
La Cuarta Asamblea Nacional, en San Luis Potosí en 1944, continúa con las temáticas específicas (ahora, la orientación vocacional), pero, adicionalmente, da un paso trascendental: nombrar una comisión que elabore la propuesta que permita crear lo que después sería la ANUIES.
Son los años de la guerra y, también los de la escasez de recursos públicos. La ideología de unidad nacional, que en materia política le había servido al régimen para atemperar o posponer conflictos políticos en la nación, se daba también en el terreno universitario. Lo logrado por el presidente Ávila Camacho en 1942, reunión de todos los expresidentes (incluidos Lázaro Cárdenas y Plutarco Elías Calles) era un factor de demostración que podría repetirse en el terreno de la educación superior. Sin embargo, la frugalidad de los presupuestos universitarios pospuso por un tiempo la verificación de una nueva reunión de esa naturaleza.
Fue hasta 1948, en Oaxaca, en el marco de la Quinta Asamblea, a finales del segundo año del gobierno de Miguel Alemán, que se retoma con nuevos bríos lo iniciado ocho años antes. La agenda de trabajo de la reunión mostraba ya muchas de las cuestiones que bullían en el país al amparo de un régimen que, aprovechando la posguerra, estaba listo para la industrialización y, con ella, el despegue económico.
La Asamblea abordó cuestiones relativas a: problemas que confrontaba la enseñanza universitaria, la necesidad de implantar nuevas carreras universitarias, la importancia de un programa de becas para estudiantes, los problemas del profesorado universitario, las posibilidades de intercambio de personal docente, así como aprovechar las pautas y programas provenientes de la naciente UNESCO para impulsar el desarrollo de la educación superior. No obstante la importancia de todo lo anterior, el punto fuerte y trascendental de esta reunión fue aprobar la agenda que permitiera celebrar la Reunión Constitutiva de la ANUIES, ya con ese nombre.
Ese último propósito se cumplió 15 meses más tarde, en Hermosillo, cuando la Universidad de Sonora y su rector, Alfonso Castellanos Idiáquez, recibieron a los 26 representantes de universidades o institutos que estuvieron presentes en esa cita histórica para la educación superior nacional. En primer lugar se constituyó la ANUIES y, acto seguido, se llevó a cabo la Primera Reunión Ordinaria de su Asamblea General. Ahí se aprobaron los estatutos de la naciente organización; se designó al rector de la UNAM, Luis Garrido, como su primer presidente; se sugirió que su sede sería la Ciudad de México; se acuerda la celebración de una reunión especial que aborde el problema del bachillerato, y —signo de los tiempos, otros tiempos— se fija la cuota de cooperación para instituciones afiliadas en ¡100 pesos anuales!, exhortándose a las instituciones de mayor capacidad económica “a hacer aportaciones de mayor cuantía”.
Entre los 64 firmantes del Acta Constitutiva estaban mexicanos que se distinguirían en la educación superior, la academia y la política en los siguientes años. Aquí se mencionan algunos de ellos: Luis Garrido, Juan González Alpuche, Raúl Cardiel Reyes, Fernando Abarca, Eusebio Mendoza, Armando Olivares, Francisco Carmona Nenclares, Raúl Rangel Frías, Efrén del Pozo, Rodolfo Monjarás Buelna, Manuel Bartlett, Agustín Yáñez, Alejandro Guillot, Luis Weckman y Eduardo Nicol. Un dato curioso sobre enfoque de género: del total de firmantes, sólo una mujer: Adela Formoso de Obregón Santacilia, quien durante muchos años figuró como rectora de la Universidad Femenina de México, institución ya desaparecida.
¿Quién de los presentes en ese momento histórico hubiera imaginado, o sospechado siquiera, lo que sería la ANUIES seis décadas después? En la época la población del país era de 25 millones, la matrícula de educación superior ascendía a 32 mil estudiantes (3 mil 800 de ellos mujeres, 12 por ciento), las 26 instituciones fundadoras representaban 75 por ciento de la matrícula nacional en educación superior, y, de los jóvenes en edad de concurrir las aulas universitarias, sólo 1.3 por ciento de ellos tenía acceso efectivo a las mismas. Otro México, otras circunstancias, otra ANUIES.
No obstante la modestia en la cual nace, la Asociación tiene ya trazadas, en su estatuto fundador, las finalidades que van a quedar como tareas permanentes en las siguientes seis décadas. Entre ellas: el estudio de los problemas generales de la enseñanza superior y la adopción de políticas y recomendaciones que mejoren sus servicios; el intercambio de profesores y de alumnos, así como el intercambio de publicaciones y materiales de enseñanza y de investigación; promover la especialización de los conocimientos que se impartan en las afiliadas, de acuerdo con las características regionales.
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Instituciones fundadoras
Asistentes a la asamblea constitutiva de la ANUIES, marzo de 1950
Luis Garrido Díaz, primer presidente de la ANUIES.
Mesa directiva de 1950
Presidente: Doctor Luis Garrido Díaz, Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Vice-presidentes: Doctor Gabriel Garzón Cossa, Rector de la Universidad Veracruzana y Licenciado Martínez Mézquida, ex rector del Instituto Campechano.
Secretario general: Licenciado Alfonso Ortega Martínez.
Acta constitutiva 1968.
Para saber más, descarga el documento La tierra y la semilla, y Las flores y los frutos, publicados en la Reseña Histórica conmemorativa por el 60 aniversario de la asociación: La ANUIES CRECE.
La primera finalidad —el estudio de los problemas de la educación superior y la adopción de políticas y recomendaciones— se convirtió en la principal razón de ser de la Asociación. Podría decirse que la educación superior nacional es una antes de 1950 y otra después de esa fecha. Con sus magros recursos, la ANUIES empezó a tratar dichos problemas, tanto en reuniones específicas como en la preparación de trabajos ad hoc. Para ello, y salvo excepción, contó desde el inicio con el apoyo irrestricto de la UNAM. Sus dos primeros presidentes, Luis Garrido y Nabor Carrillo Flores, se encargaron de que sus oficinas centrales se ubicaran en espacios de la propia Universidad Nacional, mismas que, con variantes de dimensión y localización, se utilizaron hasta 1994.
Conforme fue creciendo el sistema de educación superior, la ANUIES también fue cobrando importancia. Se constituyó en el foro que permitía interactuar con el gobierno federal, principalmente en asuntos de financiamiento, como con los gobiernos de las entidades federativas, en el caso de conflictos internos de las casas de estudios afiliadas a la Asociación.
Asistentes a la tercera reunión extraordinaria de la Asamblea General, celebrada el 21 de febrero de 1966, en el palacio de minería de la UNAM.
En el lapso 1967-84, la intermediación de la ANUIES y de sus secretarios generales —Alfonso Rangel Guerra y Rafael Velasco— fue decisiva para, salvo un caso, apaciguar dichos conflictos, permitiendo colocar nuevamente a las instituciones en una senda de funcionamiento normal. Los conflictos de esos 17 años no agotan el inventario de dificultades internas en las cuales intervino la Asociación, pero, posiblemente, fueron los más intensos. Ahí estuvieron universidades como las de: Sonora, Yucatán, Puebla, Guerrero, Sinaloa, Oaxaca, Chiapas.
Los titulares de las instituciones fundadoras durante los primeros trabajos de la Asociación, en los cuales ha ocupado un lugar relevante el tema del financiamiento a la educación superior.
La gestión de conflictos ha sido, en todo caso, una parte menor del quehacer de la Asociación. Esta se concentra, a partir de los últimos años de la década de los sesenta, en emprender el primer diagnóstico nacional, el primer anuario estadístico, la primera guía de carreras, definir los objetivos que orienten la planeación, crear el “Centro Nacional” en esa materia, entre otros.
A partir de 1970, y a la par de las sustanciales modificaciones que el gobierno federal hizo en su relación con las casas de estudios, la ANUIES —siempre apoyada por la UNAM— emprendió tareas de gran calado en materia de estudios y trabajos de planeación. Tempranamente (1973), propuso la creación de un centro nacional de exámenes, aprobó tareas de evaluación, inicia su programa editorial, crea el primer Programa Nacional de Becas para Profesores Universitarios, es el gestor directo para la creación de nuevas instituciones (la UAM, el Colegio de Bachilleres, la Universidad de Ciudad Juárez y la transformación de las universidades de Tabasco y Aguascalientes).
La Universidad Autónoma Metropolitana fue fundada en 1973 y su creación tuvo como base la propuesta presentada por la ANUIES.
En esos años, la ANUIES había exprimido parte de su finalidad primordial, aquella relacionada con “la adopción de políticas y recomendaciones”. La habría extendido al grado de formular políticas públicas que luego fueron aceptadas por el gobierno federal, como sucede hasta la fecha. Característica ésta que resulta un tanto extraña para un observador extranjero que no logra conciliar la naturaleza jurídica de una asociación civil con la gestión pública propiamente dicha.
En los últimos 30 años, y sólo como referencia sintética, la ANUIES creó el Sistema Nacional Permanente de Planeación de la Educación Superior; impulsó la evaluación en sus diferentes modalidades; propuso la creación de fondos extraordinarios; concibió y echó a andar instituciones como los Comités de Pares (CIEES), el Consejo para la Acreditación (Copaes), el Centro de Evaluación de la Educación Superior (Ceneval), el Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep), el Programa de Fortalecimiento Institucional (PIFI), la Fundación Empresa-Universidad, el Centro de Capacitación en Valle de Bravo, propuso la elevación de la autonomía universitaria a rango constitucional, así como la modificación a la Ley Federal del Trabajo. En fin, casi sería demorado tratar de llenar el catálogo de realizaciones de la ANUIES en el campo de la educación superior.
Centro de Capacitación ANUIES-Valle de Bravo, ubicado en el Estado de México.
La explicación de todo ello reside en la especial configuración del sistema de educación superior y el peso que tienen sus instituciones autónomas. Como lo ha dicho uno de sus ex secretarios generales, el doctor Velasco Fernández: la ANUIES es una instancia útil para el Estado, es un mediador entre los intereses del Estado y los de las universidades autónomas.
En otras palabras, el sistema de educación superior no tiene un regulador central. Posiblemente su característica básica sea la heterogeneidad. En esa realidad, la ANUIES ha sido la pieza clave que ha permitido la articulación del sistema. Como se reconoce en el medio por varios especialistas: “con la ANUIES se institucionaliza un nuevo campo de gestión dentro de la educación superior”. De ahí su heterodoxa naturaleza de proponer e, inclusive, operar políticas públicas.